Los niños son como un trencito que anda por las paginas de los libros contando cosas lindas y repartiendo sonrisas como si las sonrisas fueran un caramelo de mandarina que alguien repartió en una fiesta de muñecos. Es que los carajitos son un maravilloso encuentro con la mirada de colores de un sol mañanero que nace en el mismo momento en que el día levanta sus alas para salir a caminar por el universo.
Es el caso que ese trencito cargado de niños, llegó a la estación Las Adjuntas y descubrió que en algún lugar a alguien se le perdió la alegría y andaba buscando un mago que le hiciera sonreír como si la sonrisa fuera una flor de celofán salida de algún cuento contado por una mañana bien bonita.
Y es que en efecto en ese trencito también llegaron tres personajes salidos del pentagrama de las palabras y ocuparon todo ese espacio donde estaban los niños y les llenaron de poesía el corazón y de colores sus sonrisas. ¡que lindo era aquel circulo de carajitos!
Es que esos tres personajes parecían haber llegado desde los mas bonito de los cuentos que se cuentan a la hora de la merienda y con ellos llegaron las canciones que cuentan las cosas que otros no cuentan, uno de ellos con un largo moño en cada palabra que pronunciaba (el poeta Oscar Rodriguez) y en cada gesto de donde sacaba cosas que lanzaba luego contra el viento como si el viento estuviera jugando con él.
El segundo personaje era otro poeta, un señor que traía un morralito (Eduardo López) donde cargaba las canciones que compartía con los niños como si estuviera regalando palabras de chocolate a la salida de la escuela, pero esta no era la escuela, era el galpón donde vivían los niños que se habían quedado sin vivienda y que eso dos poetas les traían un pedacito de cielo de donde colgar los sueños que conque se iban a levantar mañana.
Fuente: vamos a crear
No hay comentarios:
Publicar un comentario